La Feria Internacional del Libro suele siempre mezclar la escritura con otros ambientes artísticos, sobre todo la música. Para la apertura de su 41º edición, el evento contó con un condimento que va más allá de eso: un recital en vivo y de la mano de Catupecu Machu.
El Predio Rural de Palermo recibió a la banda integrada por Fernando Ruiz Díaz en voces y guitarras; Sebastián Cáceres en bajos y guitarras; Martín “Macabre” González en coros, teclados y sintetizadores; y Agustín Rocino en baterías, en una noche donde el clima meteorológico se prestaba para una gran noche.
El grupo, que contó con la presencia de Leandro Mousseaud (guitarra) y Jeremías Stutz (bajo) de Sick Porky como invitados, sigue con los festejos de sus dos décadas de vida (aunque ya cumplieron 21 años el 19 de abril), comenzó la velada con “El grito después”, canción que le da nombre a su más reciente disco, que rejunta sus grandes éxitos. Luego, siguieron con “Confusión”; “Plan B: anhelo de satisfacción” (cover de Massacre que ya casi hicieron como propio); “Grandes esperanzas” (banda sonora de la película “Palermo Hollywood”); “En los sueños” y “Cuadros dentro de cuadros” (agregado a último momento a la lista por el buen clima que se había generado, según su cantante). Sí te lo perdiste acá te mostramos algo de lo que fue esa fiesta musical en la feria del libro.
Pero los homenajes no tardaron en hacerse presentes en el show. En primera instancia, Fernando se tomó un tiempo para recordar Eduardo Galeano, escritor recientemente fallecido, con la siguiente frase: “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar al mundo”. Continuaron con la temática, pero ya esta vez yéndose a ídolos musicales: “Seguir viviendo sin tu amor” y “Persiana americana” sonaron para honrar a Luis Alberto Spinetta y Gustavo Cerati, respectivamente.
La ternura invadiría a todos los presentes (familias ubicadas en las plateas; seguidores y fanáticos concentrados en el campo) cuando, para interpretación de “Metrópolis nueva”, el vocalista hizo pasar al escenario a su hija, Lila, de dos años de edad. Según palabras de Ruiz Díaz, la niña estaba cantando efusivamente tras el escenario, pero rápidamente se vio intimidada por ver a la gente y quedó absorta, sin articular palabra alguna.
Para el cierre del espectáculo, quedaron cuatro de los éxitos más grandes de los oriundos de Villa Luro: “Magia veneno”, “A veces vuelvo”, “Dale!” (exclamación que se veía en las pantallas del lugar, transcriptas en diferentes idiomas) e “Y lo que quiero es que pises sin el suelo”, llevando el ambiente a una animosidad elevada gradualmente. En breve, llevarán a un cierre sus festejos por su carrera en varios destinos de Latinoamérica pero, en esta ocasión, la Feria Internacional del Libro (que concluye este 11 de mayo) fue el punto donde todos celebramos junto a estos poetas del rock.
by Alan Pomian
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