Esta fiesta del metal ya tomaba color. Las cervezas del beer garden comenzaban a hacer efecto y ya más de uno lucía orgulloso su nueva remera, ya sea del Monsters mismo o del stand de los Hells Angels Argentina. Había pasado la mitad del Monsters Of Rock y quedaba lugar para muchas emociones aún.
Quienes llegaban eran los segundos y últimos exponentes nacionales al festival. Nada menos que Rata Blanca llegaba cerca de las ocho de la noche con una puesta en escena simplemente espectacular, un sonido compacto y muy bien ecualizado y la misma energía que desde hace 29 años.
Walter Giardino en la guitarra y Adrián Barilari en las voces comandaron este show de poco más de una hora con varias sorpresas en su setlist, ya que si bien eran esperables varios de los hits de Tormenta Eléctrica (de hecho arrancaron con “Los Chicos Solo Quieren Rock”) y obviamente los de siempre (como «La Llave de la Puerta Secreta»), varios no se esperaban algunos tracks de culto como “Agord, La Bruja” (de Magos, Espadas y Rosas) y “La Canción del Guerrero” (desde Poder Vivo) por citar dos ejemplos.
Por supuesto, tras los bombos se encontraba Fernando Scarcella con sus habituales pelos al viento y Danilo Moschen aportando su cuota de ambientación en los teclados. En el bajo, Pablo Motyczak, quien ha tocado en Walter Giardino Temple, cumplió una muy correcta tarea una vez más al reemplazar al fallecido Guillermo Sánchez, de quien no se olvidaron tampoco esa noche.
Aparte de los clásicos de siempre, hubo un momento digno de destacar que fue, durante uno de los parates, cuando Walter tomó el micrófono saludando al público y agradeciendo por el respeto, a pesar que ellos no pertenecen al thrash pero sí al rock y al metal. Esto derivó en un mar de aplausos y la aprobación total del Microestadio.
Cerrando con “La Leyenda del Hada y el Mago” y “El Último Ataque” (otro de los viejitos de la primera placa”, cerraron su participación (y su gira) nada menos que en su casa.
Luego de una larga espera, una presentación post apocalíptica fue llegando. Mientras sonaba “Prince Of Darkness” en audio de consola, se iba formando el logo de una de las cuatro bandas más importantes del thrash metal: Megadeth salió una vez más a su Argentina natal y lo hacía nada menos que con “Hangar 18”, tal y como hicieron el año pasado en las dos presentaciones que tuvieron en el Luna Park.
Luego de eso, todo fue descontrol en poco más de una hora y cuarenta minutos de puro desenfreno, donde hubo tiempo para disfrutar de Dystopia, su última placa ganadora de un Grammy, y de muchos de los clásicos que vienen sonando hace ya tanto tiempo. En el caso de los tracks del último trabajo del violero, se podía observar detrás de la banda los videoclips de algunos de ellos, como en el caso de «The Threat Is Real»:
Al Colo se lo notó preciso y muy ensimismado en tocar cada vez más y mejor. No tuvo quizás el mismo diálogo que en su última visita el año anterior (la cual podés chusmear acá) pero sí se notaba en cada intento por hablar con su gente (que tapaba sus declaraciones con cánticos aún más fuertes), en cada sonrisa que hacía mientras cerraba los ojos frente al micrófono, que el cariño por la Argentina seguía intacto.
Y de hecho una de las declaraciones que más quedaron fueron aquellas en las que decía que quería quedarse “con los rostros más bellos del mundo”, señalando a todos los costados del microestadio.
Kiko Loureiro fue otro de los que recibió múltiples gritos de aprobación, y él lo retribuyó mostrando por qué es en este momento el ladero ideal de Dave. David Ellefson, ya acostumbrado al país, simplemente disfrutaba de cada uno de los temas como si fuera el último. Y Dirk Verbeuren ya parece haberle tomado bastante el gusto al popular cantito, pues publicó en su cuenta de Instagram una bandera con la leyenda “Aguante Megadeth”, ya parte del folclore metalero local.
Fueron pasando poco a poco los 20 temas de aquella noche (cuatro más que en sus fechas de Chile, Brasil y demás), de los cuales ya conocemos prácticamente todos: “She Wolf”, “Wake Up Dead”, “Poisonous Shadows”, “Trust” y “Tornado Of Souls”, por solo citar un pequeño puñado, y la fiesta tenía que llegar a su fin, no sin antes “Symphony Of Destruction (obvio), “Peace Sells” y “Holy Wars…The Punishment Due” para darle un cierre de gira soñado para la histórica banda del thrash metal norteamericano. Será hasta la próxima Colo, y por siempre Aguante Megadeth.
by Lucas Boltrino
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