octafonic

El domingo 16 de agosto Octafonic hizo su debut en La Trastienda Club. Sobre el escenario, el grupo desplegó todo su potencial y se afirmó como una de las bandas emergentes más destacadas de la escena nacional.

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Nueve sujetos encapuchados y con sus manos en pose buda. Eso fue lo primero que se vió apenas se corrió el telón de La Trastienda (Balcarce 460, CABA). Sin embargo, la calma duraría sólo unos segundos. Octafonic, grupo liderado por Nicolás Sorín (voz y sinterizador), ofreció durante una hora y cuarto un muestrario de bella deformación musical, ritmos entrecruzados y polirritmia adosada a melodías pop. Su música es compleja, con aires de conservatorio y a la vez con pasajes alternativos. Sorín estudió en la Berklee College of Music de Boston, una de las universidades de enseñanza musical más importantes del mundo, y en Octafonic mezcla su costado más académico con el rock y el pop.

Si bien el grupo se encuentra presentado “Monster”, su primer disco aparecido a fines del año pasado, aprovecharon la velada para mostrar también material de un futuro segundo disco. El concierto comenzó con una canción nueva, “Mini buda”, y enseguida le siguieron “Plastic” y “Love”, que sirvieron para que el público vaya entrando en calor, y comience a moverse. Lula Bertoldi, cantante y guitarrista de Eruca Sativa, apareció en el escenario antes del final de “Wheels Come Rolling”, aportando su voz (o mejor dicho, su grito) tal cual lo hizo en el disco.

“¡Para una bandita de jazz esto es increíble!”, dijo Sorín con ironía ante una Trastienda llena. Es que Octafonic -que se completa con Hernán Rupolo (guitarras), Cirilo Fernández (bajo), Ezequiel Piazza (batería), Esteban Sehinkman (teclados), Mariano «Tano» Bonadío (Drumpad y percusión), Francisco Huici (saxo barítono), Leonardo Paganini (saxo tenor) y Juan Manuel Alfaro (saxo alto)- no es jazz, ni rock, ni pop, ni alternativo, ni progresivo. Es todo eso junto.

El show continuó con “I’m Sorry” y “Adios”, una simpática canción nueva de ritmo imposible. Luego del interludio “Dance dance dance” llegó uno de los puntos más altos de la noche: “Mistifying”, quizá una de las mejores canciones del repertorio. Aquí, el público ya estaba sumergido por completo en la propuesta del grupo, y la quietud de los primeros minutos del show se había convertido ahora en baile y movimiento.

11873369_1125108500836675_2408871498710618100_nHernán Rupolo se sumó hace cuatro meses a Octafonic. Si bien había colaborado en algunas canciones del disco, lo hizo en calidad de invitado, ya que en ese momento tocaba en Connor Questa. La separación de este grupo y la partida del guitarrista original de Octafonic, Pedro Rossi, se sucedieron casi en simultáneo, por lo que Sorín lo invitó a unirse al grupo de manera permanente. Cuando llega el turno de “Monster”, Rupolo se despachó con un solo apabullante, que desembocó en la ovación del público. A esta altura, la temperatura dentro de La Trastienda por lo menos duplicaba a la de afuera, como si la combustión de estos nueve músicos generara un microclima frente al frío de una noche de agosto.

Ahora vamos a bajar un poquito, vamos a mostrar nuestro lado romántico”, avisó Nicolás antes de interpretar “You Can Take”. Sería el último momento tranquilo de la noche. “Whisky Eyes” y “Fool Moon”, una tras otra, volvieron a subir el termómetro. Luego de un solo de guitarra de Rupolo –esta vez, él solo sobre el escenario-, los demás músicos volvieron para interpretar la salvaje “Over”, canción que cierra el disco. Resulta asombroso comprobar en directo la coordinación entre los músicos, la calidad del sonido –que si bien tuvo algunas fallas, en general fue muy bueno- y los climas que genera el grupo sobre el escenario.

Para los bises quedaron “Happiness Is A Warm Gun”, de The Beatles, en una versión que de tan personal, parecía un tema propio. La última muestra de virtuosismo fue “What!?”, otra canción nueva, que tranquilamente podría haber sido compuesta por Faith No More.

En 75 minutos de show, Octafonic demostró ser un gran ejemplo de que el under nacional goza de excelente salud. Habrá quien se pregunte por qué utilizan el inglés como idioma para sus letras. La respuesta es simple: forma parte de su elección estética. Lo cierto es que no hay muchas bandas nuevas que superen en sus conciertos el sonido de sus discos. Octafonic es una de ellas. Y siendo nueve músicos, esto no es un detalle para nada menor.

by Agustín Piermattei

PH: Fer García  – Facebook – 

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web: http://www.octafonic.com/
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Twitter: @OCTAFONIC

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