Tras un 2017 agitado, con una importante cantidad de shows, El Buen Salvaje despidió el año a lo grande al presentarse en Uniclub del barrio de Abasto, el pasado viernes 15. Allí, continuaron con el ruedo de su tercer disco, Multitud al acecho, con invitados de lujo y sin dejar de lado sus clásicos. Como toda fiesta, hubo dos conjuntos invitados, acordes a la fecha y con propuestas diversas.
Marfil, desde General Roca (Río Negro), dio inicio a la velada, con un formato de power trío integrado por Gastón Cruz (guitarra y voz); Matías Semproníi (batería) y Raúl Moulia (bajo y coros). Con un rock alternativo con toques de blues, progresivo y melodías más pesadas, repasó su primer disco, Estadíos, y además adelantó algo de su próximo material a lanzarse en 2018. Como si fuera poco, reversionaron Ana no duerme de Almendra, con mucha más distorsión que la original.
Más tarde, Arrayán, quizás más emparentado al rock clásico, dijo presente con su álbum Último rayo de sol como caballo de batalla, del cual interpretaron canciones como Sin retorno o la que le da nombre a su trabajo de estudio. Lucas Cavallero (voces y guitarra); Lucio Savignano (bajos y coros) y Gabriel “El gato” Mikati (batería) sumaron a su setlist el estreno de Nieves eternas y un cover de Mejor no hablar de ciertas cosas (Sumo), con participación del vocalista del grupo que los antecedió.
Luego, El Buen Salvaje tomó el protagonismo, en uno de sus últimos shows de su ajetreado año, que los tuvo en eventos como el Rock en Baradero y el Maximus Festival. Martín Carriquiry (voz); Guillermo Bernardo (bajo); Lucas Vigo (batería); Tomás Vigo y Amadeo Beltrán (ambos en guitarra) dieron comienzo a su actuación, frente a una buena cantidad de espectadores, con canciones como Absorción (con la proyección en pantallas de la introducción de su videoclip); Pecado verbal; Siempre el canil; Jardín ultravioleta; El duelo y Bipolar.
Ingrávido marcó un quiebre en su recital, ya que el público comenzó a soltarse un poco más, con palmas y agite. Tras Dios baila bien, se dio la aparición del primero de los invitados que trajo el quinteto: Sebastián do Curral, vocalista de Nilo, se sumó para Estratagema, tema en el que Carriquiry destacó que los espectadores podían dedicárselo al partido político que quieran.
Siguieron Imagen del doble; Fracaso de Katharsis; y Proyección, pero otra instancia importante fue la reversión de La rubia tarada, que contó con la participación de Luciana Segovia de Cirse. Desde el arranque, la cantante arengó a la gente para que se mueva un poco más, con la pronta respuesta de enérgicos pogos.
Con todo su rock alternativo, con tintes progresivos, la banda de Capital Federal tenía todavía más pólvora en su artillería, a pesar del desgaste que pasaron sobre todo su baterista y Beltrán, por demás activo y frenético. El occiso está servido dio paso a Heridas invisibles, que tuvo a Renzo Favaro de Patán como otro extra en el escenario, con todo el despliegue de su poderosa voz.
Para el cierre de la velada, el ya clásico El Maldito (que le debe el nombre de “Los Malditos” al club de fans del grupo) hizo que a la mitad de su interpretación se agreguen los frontman de las anteriores agrupaciones, en una clara demostración de amistad que desembocó en la euforia del público, para concluir una verdadera fiesta de despedida de este intenso año para El Buen Salvaje.
Escuchá las entrevistas a Marfil y El Buen Salvaje, acá:
by Alan Pomian
alan@musicasincomprimir.com.ar
Fotografía gentileza de Marcos Dietz
+Info Marfil Facebook Youtube Twitter Instagram: @marfil_rock Arrayán Facebook Youtube Twitter Instagram: @arrayanmusica El Buen Salvaje Facebook Youtube Twitter Instagram: @elbuensalvaje