Con su demencial manera de despedir el año, el viernes 12 de diciembre, el Club Tucumán de Quilmes acogió cuatro bandas emergentes que dejaron el alma sobre las tablas; en lo que fue una exquisita demostración de rock.
La noche comenzó alrededor de las 22 hs. con Blanco y Negro, quienes oriundos de la Zona Sur del Gran Bs. As. y surgidos en 1993, estuvieron tocando temas de sus 3 discos hasta el momento: “No Sólo Rock, Rock y Más”, “Antirracismo Sonoro” y “Rompecabeza”. En 2013 sacaron un EP de 4 canciones, y cuentan con la participación en las voces de Lula Bertoldi, cantante de Eruca Sativa, en “Saving Hand”, uno de los tracks que lo componen y del cual se desprende el primer videoclip de la banda.
En seguida llegó el turno de El Santuario, una banda de rock clásico y con alguna que otra balada de características ochentosas, que se presentó en la noche del viernes con material de su álbum debut a editarse en 2015. Se formaron en 1988, pero a los 3 años decidieron separarse por diferencias personales y el año pasado, a partir de la buena repercusión de un perfil de Facebook del grupo creado en broma, resolvieron reunirse y volver a tocar. Dieron un gran show tocando tanto temas de la primera etapa como varios temas nuevos y cerraron con un gran cover de Héroes, de David Bowie, versionado al español.
Luego subieron al escenario los Hermosos Perdedores, una agrupación formada en Ensenada hace unos 3 años. Musicalmente se los podría definir como poseedores de un estilo bien rockero, con influencias del post-punk y la New Wave neoyorkinos. En vivo sonaron con mucha fuerza y exhibieron los temas que compondrán el año próximo su tan esperado álbum debut.
Finalmente, pasada la medianoche, Sanos Dementes hizo su aparición en el Tucumán con una gran banda que incluyó algunas incorporaciones a su staff como guitarras eléctricas y criollas, coristas, percusionistas y hasta un acordeón, llegando por momentos a ser nueve personas sobre el escenario. Toda esta parafernalia estuvo en función de la presentación de “A Ningún Lado”, la flamante placa de estos músicos quilmeños.
El show fue sencillamente perfecto, al gran sonido que pudo disfrutarse durante toda la velada se sumó la excelente performance de una verdadera y afiladísima Big Band donde cada una de sus recientes incorporaciones cumplió con creces las expectativas. Y el público no se quedó atrás, agitó constantemente e hizo sentir el calor a sus demenciales ídolos, resultando en un ida y vuelta interminable de buena onda y agradecimiento mutuo.
Así pasó la última cobertura del año en Música Sin Comprimir. Nos volveremos a encontrar en el 2015 para seguir disfrutando y difundiendo la mejor música del under (y no tan under) en lo que esperamos sea un gran año para todos. ¡Salud!