Un final eléctrico -

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

Marilina Bertoldi es, sin dudas, una de las nuevas joyas del rock nacional. Con una carrera como solista que apenas empieza, ya supo ganarse muchísimos seguidores, algo que se reflejó este viernes en el Club Tucumán de Quilmes, en lo que fue su último show en el formato de “set eléctrico”, además del cierre de la gira de difusión de su segundo disco, “La presencia de las personas que se van”. Como aperitivo para esta gran velada, hubo tres bandas que demostraron todo su potencial en el escenario.

Ademán, conjunto de Lanús, dio un muy buen inicio a la noche, con un sonido implacable. La potente voz de Roma Riadigos; la guitarra de Lucía Murabito que coqueteaba por momentos con el blues y un bajo con aires de funk a cargo de “Wall” Agnolo construyeron esta gran presentación, acompañados de Andrés Córdoba en batería. Su primer EP (a lanzarse este mes) tuvo un rol protagónico, pero también se dieron el lujo de hacer dos covers: “Eso espero” de Catupecu Machu y “Sweet dreams” de Eurythmics.

Insomnio Espiritual, de Quilmes, fue la segunda banda de la jornada, ya con una mezcla musical que iba por momentos del grunge al metal. El power trio compuesto por David Gómez (guitarra y voz); Sandro Cabezas (bajo) y Nicolás Demarqui (batería) desglosó su EP debut “Volumen 1”, con el plus de su reversión de “La excepción”, hit de Gustavo Cerati. Luego, Enmarte, de Sarandí, le puso psicodelia a la velada donde exhibió su EP homónimo con el atractivo de la guitarra llena de efectos de Diego Pérez y con un enérgico Eugenio Mazitelli, de gran voz y capacidad de showman, todo bien amalgamado con el bajo de Pablo Torres y la batería de Braian Nicassio.

Ya con un recinto repleto, Marilina Bertoldi hizo su aparición estelar, en lo que fue el fin de una etapa marcada por su “set eléctrico” y su segundo álbum, “La presencia de las personas que se van”. Daiana Azar (bajo y samplers); Eduardo Giardina (batería); Guillermo Porro y Brian Taylor (ambos en guitarras) acompañaron a la cantante para arrancar su actuación, con canciones como “Poción”; “A mi muerte”, “Separar” o “Puerto”, previo a que la vocalista quede sola frente al nutrido público para interpretar “Entendí”.

El setlist (que estuvo repartido principalmente entre sus dos placas y tuvo un vaivén de emociones y ritmos), siguió con “En mi”; “Incendios”; “Malabares” (de lo más pedido y cantado); “Ladran” y “Cosas dulces”. Estos últimos dos temas son adelantos del nuevo trabajo de estudio a salir este año, del cual la joven nos adelantó que tiene un sonido más “groovero, perverso y sensual”. Para el final y la alegría de sus fans, dejó dos hits bien rockeros: “Hoy lo veo” e “Y deshacer” (también corte de su próximo disco, ya con video rotando en las redes sociales).

Con la adrenalina del show atrás, ya más relajada, Marilina nos contó que es lo que tiene más presente de su yo del pasado (en un pseudo juego de palabras respecto al nombre de su LP de 2014): “Siempre voy a conservar la autocrítica y es de ahí de donde sale un poco la melancolía, pero a su vez también está el morbo del placer por el dolor, porque estás más sensitivo y en crítica”. Lo cierto, es que su presencia adquiere cada vez más fuerza dentro de esta fructífera actualidad del rock nacional y en este final de ciclo lo dejó demostrado.

Podés escuchar la entrevista completa a Marilina, acá: