El Festival Buena Vibra tuvo su primera edición de 2018, a puro sol en el patio de Ciudad Cultural Konex del barrio de Abasto, el pasado domingo 4 de febrero. Entre diferentes actividades, que iban desde diversos juegos hasta muestras de arte, la música tuvo un rol protagónico en el escenario principal, con propuestas que variaron en estilos y trayectoria.
Fémina, desde San Martín de Los Andes, trajo su fusión de géneros que van desde el folk al rap, en formato de trío. Clara Miglioli; Sofía Trucco (ambas en voz y guitarra) y Clara Trucco (percusión, flauta y voz) componen este grupo que contagió al público de alegría, reflejado en baile general, con canciones como En mi memoria; Arriba o Los senos. Sonidos andinos, con toques de flamenco por momentos y una muy buena amalgama entre las tres voces, hicieron de su show una muy buena carta de presentación. Como si fuera poco, anunciaron que el 9 de marzo les espera un nuevo recital en La Usina del Arte.
Luego, Francisca y Los Exploradores llevaron a los espectadores a un viaje musical por el pop; la electrónica y el rock, con un pasaje entre melodías tranquilas; otras pegadizas y algo de distorsión. El conjunto liderado por el cordobés Fran Saglietti, repasó su repertorio discográfico con éxitos como Aspirinas; Virgen; Chica en la playa o El día de la lenteja, entre otros. Frescura fue lo que aportó la agrupación, con beats bien playeros que salían desde los sintetizadores, algo que calzaba justo al marco climático que se apreciaba.
Más tarde, Sig Ragga llegó para demostrar porqué es una de las bandas con más proyección de la escena nacional. Ya ante un recinto colmado, el cuarteto santafesino, con las ya características túnicas blancas y las caras pintadas de plateado, dio una cátedra de reggae, a su vez mezclado con otros estilos. Orquesta en descomposición; Feliz; Rebelión de esclavos técnicos y Matata (ya un himno, en casi cada cierre de show), integraron el playlist con el que “Tavo” Cortés y compañía concretaron su contundente participación, ante sus fans que, según palabras del mismo vocalista, son cada vez más.
Para concluir la jornada, el evento contó con una gran Juana Molina, que más allá de algún inconveniente con el sonido, derrochó magia e hizo bailar a todos. Acompañada de Odín Schwartz (quien alternaba entre guitarra, sintetizadores y bajo) y Diego López (batería), la cantante y actriz desplegó su material, siempre con algún chascarrillo entre cada canción.
Cosoco; Paraguaya (con doble versión, una más punk); Eras y Un día fueron algunas de las destacadas de su recital, donde no paró de recibir halagos de sus seguidores.
Cuando parecía que con Ferocisimo se terminaba la ya noche, la gente pidió “una más” y Juana dejó a votación entre Bicho auto y Sin guía no. Esta última ganó de manera casi unánime y así el Festival Buena Vibra tuvo su final de lujo, en un día a pura música, con un más que claro panorama de la escena indie actual.
by Alan Pomian
alan@musicasincomprimir.com.ar
Fotografía gentileza de Toto Pons Ph
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