El público estaba expectante, El Perrodiablo (última banda soporte) había terminado de tocar y el staff de la agrupación principal subía al escenario a dejar los equipos; mientras tanto, por la puerta del Club Tucumán, entraba Victor Bereciartua (Vitico) cantante, bajista y líder de Viticus… la fiesta estaba por comenzar.
Los fanáticos seguían llegando y alrededor de las 01:15 am, cuando ya todo estaba preparado, la gente gritaba y aplaudía, esperando que Viticus se hiciera presente. Solo quince minutos después la banda pisó al escenario y al sonido de «No detenga su motor», las personas avanzaron, agolpándose contra el vallado, un poco más atrás se veía parte del público bailando al ritmo frenético del rock.
El show había comenzado y a medida que iban avanzando los temas el público se fusionaba con la banda, Vitico tocaba y la gente cantaba al ritmo de la música, haciendo coros en cada instante que la banda dejaba de tocar, gritando para mostrar su aprobación y fanatismo.
Sobre las tablas, vestido con una camisa negra y con una stratocaster que parecía hablar, Nicolás Videla, el joven nuevo integrante de la banda, sorprendía al público con solos únicos y empezaba a ganarse las miradas de todos.
Tras un inconveniente con un micrófono (solucionado rápidamente por el staff), la banda siguió con el show a pleno. Sobre el escenario se veía la cordialidad de la banda para con el público, el segundo guitarrista y cantante de la banda Sebastián Bereciartúa, en repetidas ocasiones, dedicó palabras de agradecimiento para todos los presentes.
Videla (el nuevo integrante) ya tenía la total atención del público, que lo señalaba y le brindaba palabras de aliento, agradecimiento y una conformidad extrema. Las miradas del Tucumán no solo le valían por ser joven y tocar en una banda de tanta experiencia, sino que además, el nuevo guitarrista tocó de manera excepcional con una calidad, no solo de sonido, sino también de técnica. Su estilo hacia recordar a las viejas épocas de Gustavo “Chizzo” Napoli .
Después de una pequeña interrupción de no más de un minuto, Vitico anunciaba que quedaban solo unas pocas canciones, y empezó a tocar “sube a mi Voiture” de los míticos Riff. El público estalló, saltaba, miraba y escuchaba alucinado, pero lamentablemente el show estaba llegando a su fin.
Tras el saludo final, la gente se acercó a felicitar a la banda desde abajo y una vez que dejaron el escenario, tras bastidores, recibieron a Música Sin Comprimir para contarnos lo bien que la habían pasado en el show y cuanto disfrutan del cariño de su público cada vez que visitan Quilmes.
Vitico, estaba cansado y no quería muchas preguntas, por eso sentenció: «lo que estamos haciendo es que no desaparezca (el rock), hay bandas de rock y gente que toca muy bien, pero hay que ponerse las pilas, creo que las cosas van a cambiar, …le tengo fe a la rosca industrial«. Categórico, como siempre.
El Club Tucumán de Andrés Baranda 941, se vacío raudamente. Afuera los ruidos de las motos se hacían oír, una Harley Davison impecable se robaba las miradas. El 18 de abril, VITICUS daba por concluido un show sin desperdicio, contundente, con gran calidad de sonido, músicos y público, pero sobre todo, con mucho rock.
by Julián Tamer
Fotos: Melina Proci
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